lunes, 6 de mayo de 2013

Las ocho cruzadas y sus consecuencias


                                                   LAS OCHO CRUZADAS:


     Es costumbre decir que hubo ocho cruzadas. Dos de ellas, la primera y la cuarta, fueron preparadas y dirigidas exclusivamente por señores ningún rey tomó parte, en ellas. Las Otras seis fueron verdaderas expediciones reales.

    La primera cruzada (1096-1099), decidida en el concilio de Clermont por el papa Urbano II, y que se señala por la batalla de Dorileo y el sitio de Antioquía, dio por resultado la conquista de Jerusalén y la creación de un reino francés en Palestina.

    La segunda cruzada (1147-1149), se emprendió para auxiliar a los franceses de Palestina, amenazados en Jerusalén, tuvo por capitanes al rey de Francia, Luis VIII el Joven, y al emperador de Alemania, Conrado III. La expedición dio por resaltado un desastre en Asia Menor: (1149) el asedió inútil de Damasco.

    La tercera cruzada (1189-1192), la provocó la toma de Jerusalén por Saladino, sultán de Egipto, y tuvo por jefes al emperador Federico Barbarroja, al rey de Francia, Felipe Augusto y al rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León. Federico Barbarroja pereció durante la expedición. Felipe Augusto y Ricardo tomaron a San Juan de Acre; pero Jerusalén quedó en poder de Saladino.

    La cuarta cruzada (1202—1204), organizada por los señores franceses y los venecianos, desvió de su verdadero objeto, o sea Egipto y Palestina, y dio por resultado la toma de Constantinopla, la destrucción del imperio griego y la creación de un imperio latino de oriente, que duró casi medio siglo.

    La quinta cruzada (1217-1221), dirigida contra Egipto por el señor francés Juan de Brienne y el rey de Hungría, no dio ningún resultado.

    La sexta cruzada (1228-1229), o cruzada del emperador Federico II, ofrece la particularidad de que el jefe de la expedición estaba excomulgado y que, en vez de atacar a los musulmanes, negoció con ellos, y obtuvo que los peregrinos pudiesen ir libremente a Jerusalén.

    Las séptima (1248-1254) y la octava cruzadas (1270) fueron las de San Luís. La séptima cruzada, que tenía por objetivo Egipto, centro de un poderoso estado musulmán, principió brillantemente con la toma de Damieta. Pero los cruzados, sorprendidos por la crecida del Nilo, diezmados por una epidemia mortal, y al mismo tiempo atacados por los musulmanes, se vieron en el caso de rendirse. San Luis no obtuvo la libertad de sus caballeros sino a precio de enorme rescate y su propia libertad mediante el abandonó de Damieta.

La octava cruzada o cruzada de Túnez (1270) se terminó por la muerte de San Luis, atacado de la peste delante de las murallas de la plaza. Esta fue la última cruzada.

De todas estas cruzadas, la que más interesa y tiene más importancia es la primera, ya en razón del entusiasmo que Provocó, ya porque fueron numerosos los que en ella tomaron parte, ya porque fue la única que alcanzó el objeto perseguido, cual fue la conquista de Jerusalén.


CONSECUENCIAS DE LAS CRUZADAS

La causa principal de las cruzadas fue la aparición en Oriente de algunos turcos que destruyeron el Imperio árabe de Bagdad, atacaron el Imperio bizantino y se tomaron el Asia Menor, amenazando Constantinopla. Fueron llamadas “Guerras religiosas”  para liberar Jerusalén y otros lugares santos de los turcos. El símbolo era la Cruz contra una Medialuna representando el cristianismo contra el islam. El emperador y el patriarca de Constantinopla, piden ayuda al papa Urbano II, éste solicitó ayuda a los señores feudales para liberar los territorios. Mientras los árabes dominaban las tierras santas, eran tolerantes con otras religiones. Cuando fueron sometidos por los turcos estos no aceptaron otras creencias en sus territorios.
Como consecuencias de las cruzadas los señores feudales estuvieron mucho tiempo fuera, por lo que perdieron parte de su autoridad política. Por el contrario, los reyes al final de la Edad Media fueron cada vez más poderosos.
El sistema feudal comenzó a debilitarse en la medida que creció el comercio y que muchos siervos incorporados a las huestes de sus señores no regresaron, provocaron una crisis de la mano de obra.
Un intenso movimiento de personas devolvió al Mediterráneo un papel relevante en las comunicaciones
El comercio entre Oriente y Occidente fue restablecido  ganando gran auge los puertos italianos de Génova y Venecia.
           La economía se desplaza del campo a la ciudad, que resumen en las ruinas de las antiguas o surge en los cruces de los caminos hacia Oriente, a las orillas de los ríos, en los lugares propios para que las expediciones pernoctaran. Una actividad abandonada el comercio con la moneda como vehículo, vuelve a ponerse al día. Ese comercio transpone los límites de la ciudad, pasa a ser actividad principal tanto en el mercado como en las ferias regionales y se desarrolla entre Europa y Orienta.



 BIBLIOGRAFÍA:  (Referencia “Texto para el estudiante Estudio y Comprensión de la Sociedad, año 2008)

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